lunes, 13 de abril de 2009

desprecio por la historia o propósito confesado

En el periódico Novedades, de hace unas cuantas semanas, aparece una nota en la cual se dice que el lugar donde se firmó el Plan de Ayutla es una inmunda taquería. Ayutla es un pequeño poblado del Estado de Guerrero, es tan pobre que nadie se acuerda de él. Sólo en los libros de historia patria se cuenta que en ese lugar los hombres de la Reforma se reunieron para tomar la decisión de combatir al nefasto gobierno de Santa Ana, el Napoleón del Oeste como se auto nombraba, el hombre que fue once veces presidente de la república y que en alguna ocasión decidió imponer uno de los tributos más ridículos e injustos de la historia mundial: el de las puertas y ventanas.

Santa Ana, fue un hombre que hizo historia, forjó lo que hoy es el carácter del político mexicano: traidor, egoísta, corrupto, demagogo y todos los epítetos nefastos que pueden caber en quien se aprovecha del poder para obtener beneficios personales. Quizá fue él el único personaje de la historia que no murió en combate o fusilado por sus enemigos, murió plácidamente a una edad avanzada.

Contra él fue el Plan de Ayutla, el país se debatía en guerras intestinas y en conflictos internacionales que tenían agotadas las arcas nacionales y que no permitían hacer del México de entonces una verdadera nación. Los hombres y mujeres de la Reforma fueron capaces con la lucha armada de logar lo que hasta ese entonces no se había logrado. Juan Álvarez en Guerrero e Ignacio Comonfort fueron parte más que importante para lograr lo que logró el citado Plan.
El Plan se proclamó el primero de Marzo de 1854, y al triunfar los liberales se convocó a al Congreso Constituyente de 1856-1857, que dio origen al texto constitucional de ese último año y que fue una ley de avanzada para la época aún cuando algunos liberales la consideraban tibia en el aspecto religioso.

Este Plan forma parte de la historia constitucional de México, sirvió como acicate para la redacción de una constitución moderna que fue, años después, inspiración de lo héroes para luchar en contra de la imposición de un príncipe extranjero (Maximiliano de Habsburgo), quien en honor da la verdad era también un liberal pero engañado por el partido liberal que lo trajo a México con la intención de proteger los bienes de la Iglesia católica.

Hoy el lugar donde el Plan se firmó es una taquería inmunda, no cabe duda que tenemos los gobernantes que nos merecemos ¿o son unos ignorantes o son partidarios del viejo conservadurismo? Una de dos no hay más.

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