lunes, 13 de octubre de 2008

Hoy o Nunca

No queda la menor duda de que el país, nuestro país está en una de las más profundas crisis. El narcotráfico, la corrupción, la ineficiencia de nuestros gobernantes, las uniones perversas entre los grupos de poder y los funcionarios de alto rango, los maestros que están decididos a no dar clases, dejando en la ignominia a miles o quizá millones de alumnos, la avaricia de muchos, el deseo de acaparar bienes y de engañar por parte de muchos comerciantes, medios de comunicación que no comunican más lo que les conviene, crisis económica que parece el fin de toda esperanza de progreso individual y colectivo, en fin una lista que parece interminable y que nos está agobiando a grado tal que la desesperanza la tenemos enfrente.

La pregunta es ¿Que hacer? ¿Quedarnos inermes ante tales desgracias o hacer algo para remediar la situación? En primer lugar debemos tomar conciencia de que lo que pasa es producto de tantos años de abandono, de que hemos sido condicionados para no pensar y dejar hacer las cosas importantes a otros. Nuestro sistema político ha supuesto que somos menores de edad, que no pensamos, que somos autómatas y buenos obedientes; que no conocemos la ley y que nuestros principios valen menos que los dictados desde el poder. Hemos creído que desde el poder todo se puede, hasta lo imposible y eso no es verdad, ni aquí ni en ningún otro lugar del mundo. Hoy es el momento crucial para este país, es el hoy o nunca. Es la hora del ciudadano de verdad y no del autómata que todo se lo cree en aras de una comodidad ficticia.

Estos tiempos de profunda crisis, no están para dedicarlos a la banalidad ni a la meditación de lo superfluo, es la hora de la verdad, de nuestra definición como entes importantes en las desiciones que habrán de tomarse. Es, pues, una oportunidad para que, desde nuestras trincheras personales nos avoquemos a ser mejores, y en lo colectivo a organizarnos mejor como ciudadanos y exigier lo que en realidad merecemos, teniendo en cuenta el principio de la felicidad colectiva aún cuando el interés personal pueda verse disminuido. También para el Estado (gobierno) es una oportunidad de oro para trascender y ser diferente a lo que hemos vivido y constatado. Hoy la crisis puede ser el motivo fundante de nuestra salvación.

Hay que dejar las políticas neoliberales y retardatarias que a nada nos conducen, hay que sacar de la barranca al Estado benefactor y nutrirlo de políticas en favor de la comunidad. Hoy es el tiempo y la oportunidad de oro para poder hacerlo. Hay que abandonar el clientelismo político y el poder dictatorial de los partidos políticos, hay que abandonar el mesianismo y la idolatría a las personas, trate de quien se trate. Es tiempo de la madurez ciudadana. Hagamos lo imposible, que sí se puede..............

"Todo lo que es necesario para el triunfo del mal, es que los hombres de bien no hagan nada" --Edmund Burke--
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