jueves, 17 de diciembre de 2009

CIENCIA Y RELIGIÓN

Dice el politólogo italiano Michelangelo Bovero que una democracia que no es laica, simplemente no lo es. Esto quiere decir que todo sistema político que se precie de ser democrático debe estar ajeno a cualquier doctrina religiosa, pero a la vez debe permitir la libertad de creencias. México desde el siglo XIX ha optado por este sistema, y desde entonces somos declarativamente una nación laica. Ese laicismo se expresa en diversos artículos de nuestra constitución política.

El hecho de ser un país laico, no significa como se aclara, estar peleado con cualquier religión sino que en el marco de libertades debe permitirse la práctica de todas y no tener a una sola como religión de Estado. En el México decimonónico fue hasta la aprobación de la constitución de 1857 cuando jurídicamente apostamos por el Estado laico, ya que con anterioridad la única religión que se permitía en este país era la católica; obviamente que el triunfo del liberalismo fue quien separó y lo supo hacer bien, entre las cosas del Estado y las propias de la religión. Esto se dio porque la Iglesia católica se había apropiado de toda la vida social, económica y política y en consecuencia era un factor que impedía la evolución propia de las instituciones políticas.

El Estado laico es un Estado que permite la libertad de pensamiento en todos sus órdenes, que no tiene como punto de partida el creacionismo para explicar la vida social, al contrario, su punto inicial está en los avances de la ciencia y esta sólo puede desarrollarse en un marco pleno de libertades. La ciencia es observación y experimentación de los fenómenos y en consecuencia no puede estar atada a una idea fundante que se considere exclusiva o monopólica de la explicación de todas las cosas, por ejemplo, si decimos que Dios es el creador de todas las cosas y que estas suceden porque así lo desea El, entonces daremos poca cabida a la ciencia como institución motivadora del progreso, y si en cambio creemos que los avances del género humano y la explicación de los fenómenos sólo puede hacerse a partir de la ciencia, estaremos acorde con la idea de que el hombre el verdadero creador de todo lo que podemos hasta ahora explicar en la naturaleza.

Como bien se puede observar hay dos caminos para explicar el mundo. Uno de ellos sólo se basa en la fe, el otro en la observación y la experimentación. Ambos caminos son válidos porque el género humano no es únicamente materia sino también espíritu. La idea de Dios es reivindicadora por cuanto hace a la generación de ciertos valores benéficos para el mundo social y marca la esperanza de un mundo mejor; por otro lado la ciencia es hasta hoy el camino más viable para explicar las verdades del mundo y marcar los lineamientos del progreso humano, todo en base a sus resultados.

“A Dios lo que es de Dios y a César lo que es del César” lo dijo hace más del dos mil años Jesús de Nazaret, es una lástima que muy pocos entiendan tal sentencia. Con ella se marca la línea divisoria entre lo que debe de ser la religión y los problemas mundanos, los de todos los días y que somos nosotros quienes debemos y podemos resolverlos. Dios queda reservado únicamente como esperanza, y lo es porque El nos dio el regalo más grande que pudimos haber recibido: el libre albedrío.

Para mejorar el infausto mundo en que nos ha tocado vivir, no queda otra que la acción de nosotros mismos para cambiar el estado de cosas. Dios sólo verá si hacemos bien las cosas.
Powered By Blogger