Hay cosas que son muy
raras, por así decirlo. Más bien son contradictorias; perdón por usar el
término de “raro” en algo que no lo es. Y no lo es porque lo raro es algo que
no logramos entender plenamente, hay puntos del fenómeno que son
incomprensibles para la razón, en cambio la contradicción supone dos puntos
encontrados de los cuales se sabe plenamente su naturaleza. Pero vayamos al
punto: se dice –lo dice la ONU-, que la producción de drogas ha aumentado en
México.
¿Es contradictorio el
hecho de que aumente la producción de drogas cuando desde hace casi siete años
existe una “guerra” no declarada contra los carteles? Pues sí, por lo menos a
mí sí se me hace contradictorio. Por una parte tenemos a un Estado que en el
discurso indica que uno de los problemas contemporáneos más graves que aquejan
a la sociedad mexicana está ubicado en las drogas. No han dicho con claridad y
contundencia que la producción es problema, es más, durante años se dijo que
nuestro país era sólo una ruta en el tránsito de la droga hacia los Estados
Unidos, después ante la contundencia de los hechos que todos sabíamos y
extrañamente el Estado no, se reconoce que la producción ha crecido pero hasta
ahí, ya no se dice más, nunca se informa de las zonas geográficas de mayor
producción, eso solo lo saben los
especialistas, el vulgo no.
Igual pasa con el
consumo. Para el Estado los mexicanos somos muy puritanos, no consumimos drogas
en demasía. Al menos eso se creía, hoy las cosas han cambiado radicalmente. No
porque el Estado así lo diga sino porque la fuerza de los acontecimientos nos
lleva a saber lo que realmente pasa. Es la sociedad la que se autoinvestiga
(ONGs) y descubre que el consumo también es ya un problema grave sobre todo en los jóvenes.
¿Acaso tenemos un
Estado tonto? No, no son tontos, son muy vivos. El Estado mexicano es
demagógico, vive del discurso hasta que es descubierto en sus macabras
intenciones, siempre ha sido así. Este Estado nada torpe y si vivales, ha sido
desde hace muchas décadas consciente de la producción, consumo y tráfico de
drogas en su territorio. Desde la introducción del opio de los chinos en el
siglo XIX a nuestros días. Claro que en esos días decimonónicos el tema de las
drogas no importaba como asunto de Estado; su importancia fue creciendo
paulatinamente durante el siglo XX, en donde, se dice, que importantes
políticos fueron los causantes, por razones de
ganancias económicas, del crecimiento de este “negocio”.
La tolerancia del
Estado con los productores de drogas fue de complacencia al principio; en las
décadas en las cuales “no se afectaba al bien público”, ni a los intereses
propios de la clase política dominante. Por favor, no confundir la tolerancia
estadual con la no participación, aún cuando sabemos bien de la prohibición en
ese sentido; ni tampoco con los sagrados intereses de los Estados Unidos, que
es tema aparte.
Así, hemos tenido un
Estado consecuente, permisivo, tolerante y por ende participativo del incesante
aumento en la producción y consumo de las drogas a lo largo de los últimos cien
años. Por eso resulta poco contradictorio que un Estado que de pico para afuera
se manifiesta en contra de las drogas y, por otra parte, resulta que la
producción de esta está in crecendo
como si fuera acto de magia y que, el Estado no se dé por enterado.
Contradictorio el Estado que dice entablar una lucha y por otro lado nada dice
del aumento de producción de drogas. ¡Verdad que es contradictorio! ¿Por qué el
Estado nunca dice nada o casi nada de la producción? ¿Por qué no la combate?
¿Qué no sabrá que si se erradica en buena parte baja el consumo y el tránsito
de la misma? Sí saben, pero quizá no les conviene. ¿No saben que en la sierra
de Guerrero se produce marihuana? Caray, muchos lo saben desde hace décadas, el
gobierno no ¡Oh misterios de la vida! ¡Toht ayúdanos a descifrar este enigma!
Como en otras cosas,
tenemos un Estado contradictorio en sí mismo. Se dice democrático cuando bien
sabemos que su proceder no lo es. Dice que combate a las drogas y aparentemente
sólo se dedica a perseguir a los carteles, sin afectarlos en sus verdaderos
intereses financieros y sin incidir en la baja de la producción. Este Estado es
neoliberal ¿Qué como buenos neoliberales no saben que el fracaso de una empresa
radica en la baja de producción? ¿No lo saben? No digan eso. Bien lo saben pero
los socios no se hacen daño, esa es una regla.