miércoles, 7 de diciembre de 2011

LOS POLÍTICOS Y LA CULTURA

¿Quiénes profesan la política como un medio de vida merecen denominarse –como lo hacen- “profesionales” de la política? A raíz del terrible deslate de Peña Nieto que no supo contestar adecuadamente el cuestionamiento sobre los tres libros que han marcado su vida, resulta congruente el preguntar si el ejercicio de la política bien merece denominarse como profesión para quienes viven de ella.

El ejercicio de una determinada profesión conlleva la idea de especialización en alguna rama de la ciencia, el arte o la técnica. Así el médico es un especialista en la cura de enfermedades, el músico en el dominio y creación de melodías, el electricista en el manejo de los sistemas eléctricos, y así por el estilo con todas las demás profesiones.
Aclaro que el término “profesión” no supone necesariamente una preparación universitaria y la obtención de un título que la avale, sino que también son profesionistas quienes han logrado una especialización en los diversos quehaceres de la vida; otro ejemplo es el de los comerciantes a quienes la ley de la materia les impone la categoría de profesionistas por el sólo hecho de ejercer cotidianamente esa importante actividad.

De esta manera los políticos –que hacen de su ocupación ordinaria la política-, tienen que ser considerados como profesionales de la misma independientemente de que puedan ostentar alguna profesión universitaria u otra actividad como las ya indicadas. Si revisamos la conformación de la Cámara de Diputados –federal o de cualquier estado-, encontraremos profesionales de la política que previo al ejercicio de la misma son especialistas –buenos o malos- en alguna otra profesión. Pero que al ejercer o dedicarse a la política son valorados por la sociedad en cuanto a que sus resultados o efectividad en beneficio del cuerpo social.
Quien ejerza una profesión determinada está obligado a conocerla y a considerarla como parte de la cultura universal, a adquirir el bagaje cultural suficiente para ser mejor en lo que hace; el político, en este caso, debe nutrirse del conocimiento de la ciencia política, el Derecho, la Economía y demás disciplinas que conllevan a la toma de decisiones, quizá no doctamente pero sí al menos tener un manejo mucho más que superficial, con el fin de tener y presentar hipótesis de solución a los variados problemas que le presentará la política, como es el caso cuando se accede a un cargo público, y para poder hacer esto tiene que estar constantemente informado allegándose los materiales suficientes, así como entender las transformaciones de todo género que suceden a su alrededor. El político si bien no es un científico tiene la obligación de partir de la misma base que éste. El no hacerlo así sólo se tendrá una visión empirista de las cosas y, por lo tanto subjetiva.

Considero que a los pueblos del mundo no les conviene la llegada al poder de un simple empirista de vida y de la política. Les interesa confiar en alguien con visión de futuro y de conjunto que sepa el como y el cuando con oportunidad. Les importa un líder, pero no un líder solamente carismático, sino propositivo e inteligente.

Se podrá decir que si revisamos la historia mexicana o la mundial, cualquiera que sea el caso, encontraremos un sinfín de gobernantes empiristas y, algunos ni siquiera eso (los hereditarios) y que, algunos de ellos hicieron buen gobierno. Estoy de acuerdo, pero hoy vivimos tiempos muy especiales –complicados como los han sido todos en las diferentes épocas de la humanidad-, en los cuales sí se requiere que el liderazgo político, en especial el del jefe político sea garantía de conocimiento cabal de las cosas.

Pero ¿Por qué en México casi no hemos tenido a este tipo de profesionales de la política? Porque no hemos llegado al punto de democratizar la cultura popular. Porque seguimos creyendo que lo cultural-científico sólo es asequible a unos cuantos. Porque se nos ha educado a ver la vida y sus productos culturales como un pastel dividido donde sólo nos corresponde un pedazo y no tenemos porqué tener acceso a los demás. Porque hemos burocratizado la enseñanza y continuamos siendo escolásticos. Porque seguimos con la idea de que el acceso al poder nada tiene que ver con lo científico-cultural.

De seguir así en la política mexicana seguirán existiendo miles de Peña Nieto. No es una cuestión de listos o tontos, es de democracia.
Powered By Blogger