viernes, 1 de enero de 2010

2010 reflexión ciudadana

· Quiero desearte lo mejor en este año que apenas comienza. Sobre todo que seamos capaces de entender que para solucionar los problemas de la vida social no basta la acción sana individual, sino que, es necesario que actuemos en conjunto. La felicidad no es un asunto personal, es un estado de ánimo colectivo, la felicidad de unos pocos ante la miseria y tristeza de la gran mayoría no puede ser la justificación moral de un pueblo. Hoy nos ha tocado vivir en un México (y creo que toda LA), lleno de problemas que parecen insalvables, pero ¿sabes? no lo son tanto si decidimos motivarnos para resolver esos problemas en colectivo. Ningún pueblo ha sido salvado por un héroe o un santo o alguna figura mítica, los pueblos han hecho cosas y han salido adelante porque colectivamente así lo decidieron.

Nuestro gobierno -por desgracia debemos tener uno- nos ha clavado una vez más la puñalada trasera, una más desde que se instauró en México primero la oligarquía revolucionaria y hoy la oligarquía económica de los poderes fácticos ante la complacencia de los hombres en el poder. Esa puñalada, la económica, se suma al abandono ancestral de la gran mayoría, hoy somos más pobres que antes, la ilusión del advenimiento de la democracia acabó, se instauró el monopolio de la política únicamente en los partidos políticos y el ciudadano quedó olvidado para intervenir en los asuntos públicos. Pero el problema no sólo es de arriba hacia abajo, sino también está en la base social. Nuestra cohesión social es muy débil. Por eso hoy más que nunca debemos pensar que los problemas del vecino son los míos, que su pobreza o la nuestra no solo afecta a quien la sufre sino que es un mal social que bien tiene remedio, y como éste otras pandemias sociales pueden y deben tener solución, pero esta dependerá del actuar de nosotros, nadie desde el más allá va a venir a solucionar lo que nos corresponde hacer a nosotros, no hay Mesías en política, no hay milagros inexplicables para que de un día a otro las cosas se solucionen, no.

Ante la llegada de un nuevo año, tomemos conciencia de nuestros deberes ciudadanos y actuemos en consecuencia. No insito a la revolución armada, pero sí a una revolución del ciudadano. En donde nos enteremos más de nuestros problemas y tratemos de hacer algo para solucionarlos desde nuestra trinchera de trabajo y desde la organización social, por ejemplo con los vecinos o la comunidad o grupo al que pertenezcamos. Que este 2010, sea el despertar y la constatación de que el poder soberano es del pueblo y no propiedad de unos cuantos que deciden por todos al amparo de un sistema que se dice representativo pero que en la vía de los hechos no lo es. De nosotros dependerá la felicidad de nuestra patria y la individual, rescatemos esa posibilidad porque si no lo hacemos ya todo estará dicho y habremos cavado nuestra propia tumba.

Te mando un abrazo muy especial deseando que todos tus proyectos de vida se lleven a cabo.
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